“Hoy en día hay mucha mezquindad hacia el otro, el ser humano busca encerrarse”, declara Nadín Ospina con motivo de su exposición “Del otro mundo” en La Mar de Músicas. Y con tantos factores que dividen, piensa que la cultura y el arte, pueden ser esa manera de acercarse entre tantos enfrentamientos. El artista colombiano inaugura hoy viernes 14 de julio en el Palacio Molina su segunda intervención en el festival de Cartagena, ya estuvo presente en la edición que se le dedicó a Colombia. La exposición estará abierta hasta el 30 de agosto.


La pieza central de la exposición “La balsa” es, como su nombre sugiere, una balsa abordada por cinco alienígenas que se encuentran en posición de pedir ayuda, uno con las manos extendidas y los otros sosteniendo a dos figuras tendidas en el suelo. “Está inspirada en la pintura La balsa de la medusa de Théodore Géricault”, explica. Es bastante evidente la alusión a las miles de personas que han muerto ahogadas en el Mediterráneo, tratando de alcanzar otras costas en medio de la crisis migratoria europea.

 

“La figura del extraterrestre surge como símbolo de estas personas que vienen de otros lugares, de estos encuentros interculturales que a veces pueden ser problemáticos”, explica el artista. Ospina explora, a través de estas figuras, el concepto que tenemos del “otro” como un ser ajeno, distante, diferente a nosotros, y con esto remite a la crisis de refugiados en Europa, a las manifestaciones de xenofobia y rechazo al extranjero que se hacen cada día más comunes.

 

“La inteligencia y el humor es la principal característica de Nadín Ospina, el artista paradigmático del pop colombiano. Más de 30 años de vida lleva trabajando en las artes plásticas. Su obra es una exploración hacia nuevos lenguajes del arte que permitan una reflexión social, cultural y hasta política. Desde esos años 80 entonces no han dejado de llegar noticias sobre la gran obra de Nadín Ospina” destaca David Martínez Noguera el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, organizador del festival.

 

“Inolvidable fue su exposición en el Palacio Molina, en el seno de La Mar de Músicas en 2010, con Colombia como país invitado, hasta tal punto que es uno de los poquísimos artistas que repite en otra edición. Su  moai azul al viento es una de esas imágenes del festival que permanecen en la retina de los cartageneros”, señala Martínez Noguera.