Pasear en bicicleta es un deporte sano y divertido, pero se transforma en algo peligroso cuando los ciclistas apuestan por utilizar el patrimonio como campo de prácticas para sus acrobacias y equilibrios, como los dos jóvenes de la imagen que pusieron en peligro su propia integridad y la de unas piezas que pertecenen a toda la ciudad.