Ni siquiera la supresión de las escalinatas ha impedido el paso de los bañistas que cada año acuden al espigón del Faro Verde a darse un refrescante chapuzón entre los bloques de hormigón.
Ni siquiera la supresión de las escalinatas ha impedido el paso de los bañistas que cada año acuden al espigón del Faro Verde a darse un refrescante chapuzón entre los bloques de hormigón.